La corrupción se configura, de manera más relevante, como una materia jurídico-penal, dado que incluye un conjunto de delitos tipificados en el Código Penal, como el cohecho, la malversación, la prevaricación, entre otros. No obstante, es un fenómeno mucho más amplio, cuyo concepto y características varían según las experiencias, tradiciones y ordenamientos jurídicos de cada país.
Desde una perspectiva amplia, la corrupción puede ser definida como el abuso del poder para beneficio propio.
Asimismo, puede ser clasificada en las siguientes categorías:
- Corrupción a gran escala, que se manifiesta en los niveles más altos del gobierno.
- Corrupción menor, que incluye actos como sobornos para realizar acciones ilícitas, antiéticas o abusivas en cualquier nivel o por parte de cualquier persona.
- Corrupción política, vinculada con los responsables de tomar decisiones políticas (Guía de Transparencia Internacional de lenguaje claro sobre lucha contra la corrupción, 2009).